Por: Agustín Zambrana Arze - Vicepresidente del Comité Pro Santa Cruz
En Bolivia ser nuevo en política se ha vuelto una etiqueta cómoda. Una excusa para improvisar. Un aplauso fácil del algoritmo. Pero ser nuevo no significa nada si no se construye algo. Si no se entrega cuerpo y alma a una causa mayor que el "yo". En los 2000 fue Costa Obregón. Hoy es Jaime Dunn. Y Dunn, hoy más que nunca, está llamado no solo a no repetir errores, sino a ser parte activa de la construcción de la unidad del bloque opositor democrático.
Alberto Costa Obregón, el célebre juez de hierro, saltó del estrado a las urnas con un discurso incendiario de justicia y refundación. Fundó Libertad y Justicia, reunió 80.000 firmas, y en algún momento llegó a coquetear con la gloria. Pero no construyó nada. No sumó cuadros. No organizó una maquinaria. No tradujo la indignación en propuesta. Resultado: 2,72 % de los votos. Sin un solo escaño. Y sin regreso.
La historia es brutal con quienes no la enfrentan. Costa Obregón pasó de fenómeno a olvido en menos de un año. Porque en Bolivia la política castiga a los que no entienden que el poder no se toma solo con buena intención, sino con estructura, estrategia y visión de país.
Y ahora llega Jaime Dunn. Con discurso liberal, con frescura, con carisma digital. Un "fenómeno" que despertó esperanzas en jóvenes y decepcionados. Y sin embargo, fue ilegalmente inhabilitado por el TSE, y se le acabó la candidatura sin haber consolidado un solo bloque real de poder. Porque las redes entusiasman, pero no gobiernan.
¿Y entonces? ¿Vamos a repetir la historia?
Jaime Dunn tiene hoy una oportunidad que Costa Obregón jamás tuvo: aprender del pasado antes de ser olvidado. Porque esto no va de slogans ni virales. Va de dar una batalla sin tregua para liberar a Bolivia del MAS. Y esa batalla no se gana con indignación: se gana con unidad, con estrategia, con sacrificio. Y Dunn, si tiene verdadero compromiso histórico, debe ponerse al frente de la articulación de esa unidad democrática, más allá de su candidatura personal.
"Si de verdad quiere marcar la historia, Dunn tiene que dejar de ser un analista en proyección y pasar a ser un constructor de un país. Reunir a las fuerzas democráticas, trazar una hoja de ruta, formar cuadros, abrir trincheras en cada rincón del país."
De lo contrario, será recordado como otro fenómeno más. Como otro Costa Obregón. Como otra promesa sin historia.
Y Bolivia ya no tiene tiempo para promesas.
*El presente artículo de opinión puede ser libremente distribuido siempre que se nombre al autor.
#ArtículoDeOpiniónSemanal
#PolíticaBoliviana
#JaimeDunn
#CostaObregón
#Opinióndigital