Distrito 15 y vecinos de K'ara K'ara bloquean el botadero ante el incumplimiento del municipio

Turbión Digital | 22-03-25

Vecinos de K'ara K'ara toman medidas extremas: bloquean el botadero en un acto de desesperación ante el incumplimiento del municipio de Cochabamba.

En un escenario que combina frustración, desesperación y un clamor por justicia, los vecinos de K'ara K'ara, en el distrito 15 al sur de la ciudad de Cochabamba, han decidido tomar acciones drásticas. Este sábado 22 de marzo, la comunidad ha bloqueado el botadero de basura municipal, un lugar que, desde hace años, se ha convertido en un foco de contaminación, infección y abandono. Este acto de resistencia no es solo una protesta, sino un grito desesperado ante el incumplimiento de las autoridades, quienes prometieron cerrar definitivamente este espacio hoy mismo, tras un acuerdo firmado el 22 de septiembre del año pasado entre los vecinos y la alcaldía de Cochabamba.

El botadero, que debió haber cerrado y trasladado hace mucho tiempo, sigue siendo un símbolo de negligencia y desidia. Su uso prolongado ha generado graves problemas de salud y medioambiente, afectando a miles de familias que viven en sus alrededores. En el acuerdo firmado, el municipio se comprometió no solo a cerrar el botadero, sino también a industrializar la basura, una promesa que, hasta ahora, ha quedado en palabras vacías. El Distrito 15, cansado de esperar, ha decidido actuar.

Los vecinos han levantado promontorios de tierra y conformado una guardia vecinal para protegerse. Esta medida de autodefensa surge ante el temor de posibles ataques de grupos que, según denuncian, han sido creados por el alcalde Manfred Reyes Villa. Estos grupos, identificados como parte de los llamados "gurkas", representan una amenaza latente que ha llevado a la comunidad a un estado de alerta máxima.

El ambiente en K'ara K'ara es de tensión palpable. El aire está cargado de frustración y rabia, mientras los vecinos se mantienen firmes en su decisión de no ceder. El bloqueo no es solo una medida de presión; es un acto de supervivencia, un último recurso para exigir que las autoridades cumplan con su palabra y pongan fin a este infierno de contaminación y abandono.

Mientras el municipio guarda silencio, la comunidad espera, resiste y lucha. El cierre técnico del botadero, prometido para hoy, no ha llegado, y los vecinos han decidido que ya no hay más tiempo que perder. Su lucha es un recordatorio crudo de que, cuando las instituciones fallan, el pueblo no tiene más opción que levantarse y defender su derecho a vivir en un ambiente digno y seguro. El destino de K'ara K'ara pende de un hilo, y el mundo observa para ver si, esta vez, las promesas se convertirán en acciones concretas.

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