En las zonas rurales sin acceso a electricidad, los agricultores pueden preservar la frescura de frutas y verduras durante semanas utilizando cámaras de refrigeración basadas en carbón.
Estos sistemas reducen la tasa de deterioro al mantener temperaturas bajas, lo que extiende el tiempo disponible para vender productos perecederos.
En climas cálidos, los tomates maduros pueden deteriorarse en menos de cuatro días, pero un enfriador de carbón puede prolongar su vida útil a más de 30 días.
Esto se debe a que el carbón vegetal, siendo un mal conductor de calor, tiene una estructura porosa que absorbe la humedad y bloquea el paso del calor, manteniendo el aire interior fresco.
Créditos Conocimientum