El conflicto fronterizo con el vecino, República Dominicana, añade combustible a la hoguera. En septiembre, el Gobierno de Luis Abinader decidió cerrar el cruce con Haití porque pobladores del otro lado de la frontera habían construido un canal para llevar agua del río Masacre a sus tierras. La respuesta, el cierre. En muchas zonas de Haití, el bloqueo resultó paralizante. Nada salía de Puerto Príncipe, nada entraba por la frontera. Ciudades como Cabo Haitiano, en el norte, a salvo de momento de la violencia, empezaron a sufrir las consecuencias. Esta semana, Dominicana accedió a reabrir por fin, pero solo para el trasiego de mercancías, no para las personas, lo que solivianta a los vecinos del occidente de la isla.